La catarsis al teclado, el refugio para las palabras que me limpian desde adentro. Será que no hay mucho para limpiar tampoco...
Hablaría de sueños cumplidos, de cataratas de energía creativa que brota, de estar en paz, de haber encontrado el amor de mi vida, mi compañero para el camino; de fluir, de tener mi taller, de seguir siempre armando la mochila, del tamiz en mi entorno y los amigos que quedan y quiero, de ya no tener miedo, de dar más amor a la familia, de ejercitar la paciencia, de ponerle una sonrisa a todo pero no esconder la puteada, de animarme a lo que venga. De cambiar la perspectiva, de reafirmar que necesito verde para vivir, de decidirme a no seguir pausando ningún sueño. Mi lugar en el mundo es el sur. Vengo a decir que allá iré este año. Me lo prometo.
Mientras tanto, amar buenos aires y lo que trae. Las posibilidades, los contactos, los paseos. Jazz y más jazz. Arte que brota. Perros. El otoño inminente. Conocer gente.
Ah. Y quiero editar el libro de Señales. Ideame no funcionó, pero como sea lo quiero editar. Lo digo al viento para que me vuelva con el susurro de alguna editorial que lo quiera. Hasta ahora me viene funcionando el sistemita....
Y un avisito parroquial por aquí... después de meses de armarlo en mi cabeza, de investigar y preparar, de soñarlo y desearlo, salió a la luz... Voilá:
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