25.10.06

Out there

Me di cuenta de que en retrospectiva lo vemos todo como un guión de película, o una trama de novela.
Pero por el contrario, en el presente cada conflicto esta muy lejos de ser virtual; ansiedad, frustración o angustia se sufren, se viven, se respiran. Nos envuelven y tenemos que atravesar la realidad a cualquier riesgo. No hay salida. Los finales son múltiples y aventurarse a elegir uno agobia. Más bien deseamos que se nos induzca al camino correcto.
No se si es por el inextirpable recuerdo de anteriores pérdidas, la ambición insaciable del ego o la parálisis ante el error, huimos de la carga de tener que soltar y perder.
Y esto complica la encrucijada. Dificulta su resolución.
Tanto como conflictos se atraviesan también vivencias temporales de armonía; pero que no se procesan, sino se absorben sin registrar. Y las sensibilidades que resultan pasan más tenues y mesuradas. Complacencia o sometida satisfacción?
Sin embargo, si miramos atrás, con distancia todo toma un sentido claro, definido y desafectado de emociones que afectan. Cada uno de los particulares conflictos y vivencias de armonía es clave y tiene su significancia y su significado; así como lo tienen sus componentes y protagonistas. Y las resoluciones y desenlaces son los nexos que concatenan el argumento.

Valioso resultaría adquirir la habilidad de discernir entre ambas percepciones, la real y la del libreto. Percatarse de la diferencia entre ser actor y espectador, llevar la pluma o nacer de tinta. Al tiempo, esta sabiduría evoluciona el concepto de conflicto futuro como cruce de caminos a conflicto futuro como empalme de caminos; facilitando la transición.

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