17.12.10

Llega fin de año y la gente empieza sus respectivos balances, qué hice, qué me faltó, de los objetivos que me puse a principio de año qué porcentaje hoy parecerían pertenecerle a otra persona (ah, no, peren esa soy yo nomás), etcétera... por mi parte, mi balance siempre da como resultado un "qué año copado!" más allá de que haya habido huracanes, inundaciones, choque de planetas. Un poco de eso de "de todo se aprende, todo es para algo", otro poco de mirada tramposa.
Pero este año, a propos de la insostenible insatisfacción laboral (ya estoy tramando un desesperado spam / marketing autobombo) de pronto me encontré haciendo cálculos mentales. 
"peren, si yo tengo 32, pero hasta los 26 creía ser una persona que quería ciertas cosas, y ahi me di cuenta de que en realidad era otra persona que quería otras, significa que si le restamos los 18 años en lo que CASI NADIE sabe quién es o qué quiere, técnicamente tengo 8 años de retraso nomás... con lo cual, hoy tengo 24 años, y no es taaaan tremendo que esté terminando segundo año de diseño gráfico, siendo ayudante de cátedra, en un trabajo con mucho título pero que me pudre el alma (en la extensa lista de vocaciones que tuve en mi vida, juro que NUNCA estuvo incluída "selectora de personal en multinacional de informática") y una cierta ebullición por dentro que me hace sentir "tenés que hacer algo, tenés que hacer algo, tenés que hacer algo, hacer, hacer, crear..." 
Obvio, suena a consuelo barato, pero en mi constante lucha contra el mal de la ansiosa irrecuperable,  no saben como ayuda... "tenes 32, un divorcio encima, tres carreras inconclusas, ni contemos parejas que eran el amor de tu vida, cuando pensás empezar a trabajar de diseñadora, tener hijos, volver a viajar, irte a vivir a tu amada patagonia, salir de la urbe? etc etc etc"
Así que dije "Fiú...relajate agustina, a quién estás corriendo?" 
todavía hay tiempo de seguir arrancando la hoja, haciendo un bollo, y volviendo a empezar.
y en el mientras tanto, seguir bailando, haciendo mermeladas, haciendo dibujitos, leyendo, riendo a lo bestia, durmiendo con thai...
total, todavía no llegué al cuarto de siglo...

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