hoy me ví siendo mi abuela.
a los 85 puteaba diciendo "ay es que no rindo, ya no rindo" después de haber hecho los mandados, las visitas al barrio, los 30 minutos de bicicleta fija, la comida para el finde siguiente, los llamados para arreglar "el binguito" de los miércoles, etc etc etc.
y yo le respondía: "abuela, no parás, no parás, qué más querés hacer?"
mientras viajaba en el bondi enumeré mentalmente todas las cosas que tengo entre las manos, y todas las otras que tengo en la cabeza.
me queda un poco más claro el agotamiento, las contracturas, el sueño; pero no me quita el dilema.
aún siento que no me alcanza el tiempo para hacer todo lo que quiero. y empiezo a no creérmelo ni yo que es Buenos Aires y su ritmo. es mi cabeza y su ritmo. como si tanto tiempo hubiese estado anestesiada y ahora explota.
como se logra un equilibrio?
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